24 abril 2008

¡Mucha barriga aumenta el
riesgo de sufrir demencia!
Panza o barriga cervecera... Aunque hasta ahora ya se sabía que la grasa que se acumula en el abdomen puede ser un factor de riesgo para desarrollar diabetes, problemas coronarios o accidentes cerebrovasculares, un estudio ha relacionado por primera vez este factor con el riesgo de desarrollar demencia durante la vejez.
Un grupo de investigadores del grupo de estudio Kaiser Permanente (que incluye a ocho centros de EE.UU.) evaluó a más de 6.500 individuos cuando rondaban los 40 años (entre 1964 y 1973). Tres décadas más tarde, volvió a estudiarlos para comprobar cómo había afectado su perímetro abdominal cuando eran más jóvenes al riesgo de desarrollar demencia. Los resultados se acaban de dar a conocer en las páginas de la revista Neurology.
Al cabo de 36 años, el 16 por ciento de los participantes (más de 1.000 de ellos) había desarrollado alguna forma de demencia. Los individuos que tenían una cintura voluminosa pero un peso normal (según los cálculos del índice de masa corporal) tenían casi el doble de probabilidad de enloquecer (un 89 por ciento más de riesgo); las personas que además de un grandes rollos abdominales padecían sobrepeso tenían un 230 por ciento más de riesgo de a sufrir demencia, y en el caso de los obesos la probabilidad se elevaba hasta el 360 por ciento (eran tres veces más propensos). En el trabajo, una distancia de más de 25 centímetros entre la espalda y el abdomen se consideró elevada.

No lo fajen

Tener un gran mondongo no sólo multiplicaba el riesgo de Alzheimer u otros tipos de demencia independientemente del peso de los individuos, sino también de su estado general de salud y otros factores de riesgo cardiovascular.
Por otra parte, los participantes fumadores (que no eran de raza blanca), los que tenían alto el colesterol, sufrían diabetes o no tenían estudios universitarios eran los que más peligro corrían de peder la cordura.
La investigadora principal del trabajo, la doctora Rachel Whitmer, subrayó que “la obesidad abdominal puede ser un buen indicador de una serie de trastornos metabólicos que, a largo plazo, pueden afectar al riesgo de demencia”.
Sin embargo, el estudio no ha sido capaz de explicar claramente qué mecanismo están detrás de esta relación. Es posible –sugieren- que los rollos adiposos produzcan algunas sustancias perjudiciales que acaben dañando el cerebro de estos individuos.
"Las autopsias han demostrado que los cambios en el cerebro asociados a la enfermedad de Alzheimer pueden estar en los primeros años de vida adulta de un individuo. Y estos descubrimientos implican que los efectos perjudiciales de la obesidad abdominal para en el cerebro pueden comenzar a producirse mucho antes de que aparezca ningún síntoma de demencia", reveló la especialista.
Se considera que el perímetro de la cintura es un buen indicador de la grasa que se acumula alrededor de las vísceras del cuerpo que hay en el abdomen y cada vez son más las evidencias que relacionan esta morfología tipo manzana con diversas alteraciones metabólicas.

23 abril 2008

Nutrición

Es tiempo de aprovechar los alimentos para
luchar contra el frío

El entorno ofrece los elementos necesarios para pasar el invierno de la mejor manera posible. ¿Quiere conocerlos? Le ofrecemos las recomendaciones de prestigiosos profesionales.

Hace tiempo que nos hemos olvidado de cuál es el verdadero significado de otoño e invierno. Preferimos continuar con nuestra vida diaria, limitándonos a sacar los abrigos del guardarropa y a encender las luces cuando el sol se oculta temprano.
Sin embargo, una rápida mirada a los árboles que decoran las calles nos demuestra que nuestros hábitos de vida deberían adecuarse a cada cambio de estación.
Allí está la naturaleza reposando, guardando sus energías para regalarnos (dentro de unos pocos meses) una primavera florecida y plena de colores.

Evidentemente sanos

Como siempre ocurre en la relación con la naturaleza, ella se encarga de aconsejarnos cómo enfrentar el invierno. Para una especialista en Terapias Naturales, “ésta es una estación de reposo, donde tiene que reposar el hombre y todos los frutos en la naturaleza. Es un momento para preparar el organismo, y una de las características más importantes de esta etapa es la revitalización. El organismo tiene que revitalizarse. Para eso, el hombre debe hacer pocas actividades, reposar y descansar lo máximo posible de todo el estrés que el organismo sufrió durante el verano. El otoño es de reparación y el invierno de revitalización, y la naturaleza nos brinda una cantidad de alimentos para ayudarnos a revitalizarnos”.
Según la teoría de los cinco elementos de la medicina China, el invierno se relaciona con el agua, y, por tanto, con la depuración y desintoxicación, lo que entra en relación con la vejiga y los riñones.
Debajo de la tierra se esconden zanahorias, patatas, cebollas, ajos, remolachas y nabos; en ellos se guardan los minerales necesarios para reforzar las defensas del organismo.
“Esta revitalización es importante -afirma la profesional- porque podemos enfrentar no solamente los rigores del frío, sino que nos ayuda a tonificar los intestinos, para que puedan mejorar su capacidad de absorción y, así, estemos en disposición de luchar contra las infecciones”.
Como siempre, los vegetales vuelven a formar parte de la base de una correcta alimentación de invierno. Es aconsejable que sean ingeridos todos los días, ya sea en ensaladas, cocidos, al vapor o al horno. Además de las citadas, se puede ingerir cualquier tipo de verduras, por ejemplo, mezcladas en un caldo. Las sopas son nutritivas, calóricas y fáciles de digerir: “Tampoco hay que olvidar los cítricos -insiste la especialista- la naranja, el pomelo o el limón, por su contenido de vitamina C y sus minerales, son ideales para revitalizarse y prevenir enfermedades”.
Las verduras de color anaranjado, rojo o amarillo, son las más indicadas para esta temporada porque contienen Betacarotenos. Dentro de éstos figura la zanahoria como alimento primordial, ya que sus altos índices de betacaroteno cumplen la función de antioxidante para el organismo.
También existen algunos productos de grandes resultados, derivados de la soja: “El miso es utilizado popularmente en Japón para mejorar la resistencia del cuerpo a las infecciones. Es una pasta de soja fermentada que tiene propiedades alcalinizantes -explica la nutricionista- Nuestro organismo viene muy acidificado por el exceso del verano, el miso lo alcaliniza y la fermentación ayuda a la digestión y el metabolismo. Lo adecuado es consumir, en un tazón de agua caliente, una cucharadita de miso. También puede ser un caldo diluido con miso, pero sin hervir, porque se vuelve amargo y se destruyen sus propiedades”.
Una correcta alimentación contra el frío no debe olvidar los cereales integrales, que conforman otra parte de la base de nuestra dieta invernal: “Proporcionan hidratos de carbono -dice- que son un buen combustible para el organismo y tienen efecto sobre los intestinos”.
El arroz integral, el mijo y el trigo sarraceno son las “estrellas” de un organismo preparado contra invasores; pero también es recomendable darle su lugar en la mesa al trigo, la cebada y la avena.
Los frutos secos son otras de las armas naturales que tenemos a mano para enfrentar el invierno. Las calorías, tan necesarias para que el organismo se resguarde del frío, llegan de la mano de nueces, almendras y pasas de uva, ya sea solos o mezclados con las ensaladas.
La especialista ofrece una idea vegetal para preparar nuestras defensas: “Un día a la semana se puede hacer una revitalización con un solo alimento. Por ejemplo, zanahoria, que es un vegetal rojo y de temporada. Se puede tomar su jugo fresco y recién preparado todos los días, en ayunas, durante un mes. De esta forma el organismo se va fortaleciendo para destruir la invasión de virus y bacterias”.

La diversidad cobija

Muchas personas asocian el frío con la alimentación abundante y suficientemente energética para poder sobrellevar el invierno. Y es que los alimentos son el combustible de nuestras células, pero además, sus componentes de vitaminas y minerales son los encargados de regular los mecanismos fundamentales que hacen posible una vida saludable.
Según la experta en Nutrición Mariana Carrera, “nuestro cuerpo se mueve, crece y subsiste gracias al aporte de energía que le brindan los alimentos, pero de ninguna manera esto significa que debamos comer más cuando la temperatura ambiente desciende”.
Según ella, lo adecuado es variar las formas de preparación de las comidas: “Esto quiere decir -continuó - que utilizando casi los mismos tipos de alimentos (vegetales, pescados, carnes y pastas) es conveniente hervir, hornear o cocinar al vapor. Nuestro organismo se va a encontrar fuerte si tenemos en cuenta, además, lo que nos aporta desde el punto de vista nutritivo cada alimento”.

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Desde el mar

El pescado es otro alimento esencial para afrontar los primeros fríos y una óptima fuente de proteínas de buena calidad, con mínimo porcentaje de grasas: “El mínimo de grasas que componen a los pescados son ‘ácidos grasos esenciales’ -explicó Carrera- Esto significa que no pueden ser elaborados por el cuerpo humano y deben ser ingresados a través de los alimentos”.
Para mantener todas sus características, una forma de preparación puede ser al horno, sin freír, acompañado de verduras cocidas o crudas en ensalada. Otra forma es simplemente hervido, rociándolo con jugo de limón para añadir una fuente de vitamina C.
Podemos elegir entre los siguientes pescados, que te mostramos ordenados de menor a mayor cantidad de grasa:
-Merluza, lenguado y trucha: casi 0 % de grasa
- Abadejo, enlatados al agua: porcentaje medio de grasas.
- Salmón, caballa, sardinas y enlatados en aceite: mayor cantidad de grasa. Se recomiendan para una vez en la semana por sus beneficios contra el colesterol ‘malo’, favoreciendo la formación del colesterol ‘bueno’.