La artrosis puede aliviarse
durante el verano
La natación terapéutica y también los ejercicios suaves son las actividades físicas elegidas por los especialistas para realizar en estos 3 meses de calor. La flotación controlada alivia las alteraciones de los cartílagos que forman las articulaciones, principal foco de dolor y de pérdida de movimiento.
Mundialmente se la califica como la enfermedad reumática más frecuente: afecta -en diferentes grados- a todas las personas que superan los 55 a 60 años de edad, pero afortunadamente en solo una parte de ellos el padecimiento es severo en sus síntomas.
Habitualmente, la mayoría de los afligidos imputan todos los dolores que padecen en la columna (o en las extremidades) a la artrosis, y con frecuencia es falso.
La afección puede aparecer en cualquier articulación del organismo, pero frecuentemente actúa en los dedos de las manos, especialmente los pulgares, las rodillas, las caderas, el primer dedo de pie y la columna cervical y lumbar.
La artrosis de otras articulaciones, como los hombros, muñecas y codos no es tan frecuente y cuando emerge es consecuencia de un traumatismo, otra enfermedad articular anterior o por un uso indebido de las mismas.
Aunque un 80 por ciento de las personas de más de 60 años tienen artrosis, los síntomas que soportan no se deben directamente a esta enfermedad, sino que tienen su origen en problemas de los ligamentos, músculos o tendones que rodean las articulaciones.
Los orígenes
Son variados y a menudo se presentan juntos, por lo mismo las posibilidades de desarrollar la enfermedad aumentan. La lista es la siguiente:
l Lesiones locales: cuando se producen fracturas, golpes importantes o inflamaciones de cualquier causa, en una articulación, la recuperación nunca es completa y el cartílago tiene predisposición a alterarse más pronto.
l Envejecimiento: el deterioro de la articulación que se produce por el uso, durante años, junto con una menor capacidad de recuperación de los tejidos, propia de la edad, son factores importantes.
l Trastornos por sobrecarga: cuando la forma de la articulación -o de una extremidad- no es la normal, por ejemplo cuando las piernas están torcidas o una pierna es más larga que la otra, se origina un trastorno por sobrecarga. Allí el desgaste de la articulación es desparejo, siendo mucho más notorio en donde soporta mayor peso.
l Herencia: en algunos casos, como cuando hablamos de artrosis en las articulaciones de las manos, existe una predisposición familiar, principalmente entre las mujeres.
l Obesidad: predispone a padecer artrosis en caderas y rodillas, ya que la gordura acaba dañando el cartílago articular.
l Exceso de uso: genera el desarrollo de artrosis temprana o en lugares poco frecuentes, como el hombro en jugadores de básquet, rodillas en futbolistas y el codo en personas que trabajan con martillos neumáticos.
“En el caso de la osteoporosis, por ejemplo, existe una marcada diferencia, debido a que después de la menopausia muchas mujeres comienzan a experimentar problemas asociados a esta condición. Pero cuando se trata de artrosis, los porcentajes de incidencia en uno y otro sexo están casi a la par”, expresó el doctor Ricardo Solari, jefe del Servicio de Traumatología y Ortopedia del Hospital General de Agudos Bernardino Rivadavia
El diagnóstico
Es sencillo. El especialista la diagnosticará por la localización y el tipo del dolor, las situaciones en las que mejora o empeora y con una simple exploración de las articulaciones afectadas.
En la artrosis de las articulaciones de las manos, sólo con ver la típica deformación de los dedos, va a ser suficiente.
En ocasiones, el reumatólogo realizará una serie de pruebas que por una parte, confirmarán el diagnóstico y por otro, van a dar una idea de la severidad de la enfermedad.
Otro método que se utiliza es la aspiración del líquido articular: se realiza cuando es posible obtener una muestra (generalmente sólo en la artrosis de rodilla), y puede ser útil para confirmar el diagnóstico y descartar otras enfermedades reumáticas.
Tratamientos de temporada
Por lo pronto es necesario subrayar que no existe aún ninguna metodología que la cure, pero sí hay técnicas que alivian los síntomas, difiriendo su evolución y mejorando la calidad de vida del paciente.
Un tratamiento correcto va a depender de la articulación afectada, la severidad de la enfermedad, el grado de dolor, las actividades diarias de la persona y su edad.
De ese modo, el método elegido tendrá en cuenta la combinación de varios factores, entre ellos, la corrección de factores desencadenantes o agravantes, como la obesidad o la diferencia de longitud de las piernas, si existiese.
Otro punto importante es la protección de las articulaciones enfermas, aceptando limitaciones, evitando movimientos que producen dolor y aprendiendo a usar otras articulaciones.
Hacer ejercicio con las partes afectadas es fundamental para intentar mantener el movimiento articular y fortalecer los músculos. Debe ser suave y no provocar dolor.
La natación terapéutica, los ejercicios en el piso y las caminatas suaves, son muy recomendables, pero en cada caso debe ser un profesional debidamente matriculado (kinesiólogos) quienes sugieran qué es lo mejor para cada paciente.
Sin embargo, diferentes conclusiones científicas resaltan la importancia de la natación como la actividad física más recomendable para esta época del año.
Otras opciones
La aplicación de frío y calor puede aliviar el dolor y la sensación de rigidez articular.
El frío, usado localmente, puede calmar el dolor en no pocos pacientes mientras que el calor es muy eficaz para mejorar la rigidez y puede ser también útil para el dolor.
El mismo doctor Solari indicó además que “existen muchos tratamientos posibles. Sin embargo, es importante advertirle al paciente que son sólo alternativas, pero que ninguna es curativa porque la condición en sí no tiene cura. Es decir, si bien en algunos pacientes a través de la ozonoterapia es posible ver mejorías, nada es la panacea”.
Actualmente está muy en boga la combinación de Glucosamina y Sulfato de Condroitina que está destinada a regenerar la glucosalina y por lo tanto a mejorar el estado del cartílago articular.
Finalmente, los especialistas aconsejan que al levantarse por la mañana, es ventajoso darse una ducha caliente con chorros de agua bien fuertes en las zonas afectadas y de esa manera -por el calor y el masaje local manual- se eliminará prácticamente la sensación de rigidez.