18 enero 2008

Revelan cuál es la dieta que
protege del Alzheimer

Comer frutas, verduras, pescado y ciertos aceites vegetales reduce el riesgo de demencia. Los suplementos de Betacaroteno podrían frenar el deterioro cognitivo.

Dos estudios publicados esta semana avalan el importante papel de algunos nutrientes para evitar el deterioro cognitivo y la demencia (entre ellas, el Alzheimer). Uno de los trabajos, realizado entre 8.000 franceses, apunta la receta para proteger el cerebro: pescado, aceites vegetales, fruta y verdura.
"Coma frutas y verduras todos los días, pescado al menos una vez a la semana y prefiera los aceites ricos en ácidos omega 3 (como el de canola, semillas de lino o nueces) a los aceites ricos en omega 6 (girasol o semillas de uva). Además de los previsibles beneficios sobre la salud cardiovascular y el riesgo de cáncer, esta dieta podría contribuir a aplazar la demencia y el mal de Alzheimer", aconsejó Pascale Barberger-Gateau, del Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica francés (INSERM) y principal firmante del trabajo galo.
La otra investigación, por su parte, concluye que los suplementos de betacaroteno (un precursor de la vitamina A, presente en las frutas y verduras muy pigmentadas, como el tomate) previenen el declive cognitivo -normalmente, precedente de la demencia- cuando se toman durante años.
Hasta ahora, algunos trabajos habían sugerido que los antioxidantes (como es el caso del betacaroteno) se asociaban a una mejor función cognitiva. Otros estudios han visto que las personas que ingieren pescado tienen menos riesgo de Alzheimer... Pero también ha habido trabajos en el sentido opuesto. Nada quedaba claro.
Para empezar, porque otros hábitos saludables presentes en los amantes del pescado podrían ser responsables de esa neuroprotección.

En profundidad

Para aclarar el tema, los investigadores galos, que publican sus conclusiones en la revista Neurology, analizaron los datos de 8.085 voluntarios, todos ellos mayores de 65 años. Durante tres años y medio, se recogieron sus hábitos alimenticios y periódicamente se evaluó su capacidad cognitiva. En este periodo se produjeron 281 casos de demencia (3,4% de los participantes), entre ellos 183 de tipo Alzheimer.
Tres fueron los hábitos que reducían este riesgo: las frutas o verduras, el pescado y los aceites vegetales, ambos ricos en ácidos grasos omega 3.
Las bondades del pescado, sin embargo, no se detectaron en personas con predisposición genética a desarrollar Alzheimer. Curiosamente, otros alimentos (cane roja, panceta...) que se suponía que afectaban a la demencia no tuvieron efecto alguno.
La mayor incidencia de demencia se registró entre aquellos con una peor dieta (poco pescado, frutas, verduras y aceites vegetales), entre los que se dieron 39 casos de demencia (5,7% de las personas de este grupo).
Por el contrario, sólo el 1,8% de los voluntarios con los tres hábitos neuroprotectores y el 2,6% de aquellos con dos (frutas y verduras más alguna fuente de omega 3, ya fuese pescado o aceites vegetales) desarrollaron una demencia.
Este es, precisamente, uno de los resultados más destacados del trabajo: "Se necesitan al menos dos buenos hábitos", explicó Barberger-Gateau.

Cerebro sin oxido

"Probablemente exista una interacción entre los antioxidantes y los omega 3: los primeros contribuirían a proteger a los ácidos grasos de cadena larga [componentes de las membranas neuronales] de la oxidación, a la que son muy sensibles. Al mismo tiempo, los ácidos grasos [del pescado y los aceites vegetales] tienden a reducir el nivel de inflamación del cuerpo, un problema que agudiza el estrés oxidativo. Tanto el estrés oxidativo como la inflamación están implicados en el origen del Alzheimer", aclaró el investigador galo.
Precisamente, el segundo trabajo analizó los efectos de administrar un suplemento con propiedades antioxidantes: el betacaroteno. Los datos se basan en un estudio con unos 4.000 varones, que inicialmente tenían 56 años, diseñado en principio para ver los efectos de este nutriente sobre el riesgo cardiovascular y de cáncer.
Los test cognitivos mostraron que los voluntarios que consumían betacaroteno a largo plazo (una media de 18 años) registraban mejor en pruebas cognitivas que los que tomaban un placebo (sustancia inactiva). Los efectos a largo plazo del betacaroteno fueron comparables a un retraso de un año o un año y medio en el envejecimiento cognitivo.
Los investigadores reconocen que los efectos de la vitamina son "modestos", aunque recuerdan que "diferencias muy modestas en la cognición, sobre todo en la memoria verbal, predicen diferencias sustanciales en posibles riesgos de demencia, así que el impacto sobre la salud pública de esta medida podría ser grande", señalan en su trabajo, publicado en Archives of Internal Medicine.


Fuente Original: Diario El Mundo / Madrid