18 junio 2008

Neurociencia / Homosexualidad

El cerebro de los gays está
feminizado y el de las lesbianas
masculinizado
Un equipo de científicos suecos del prestigioso Instituto Karolinska cambió la concepción de la sexualidad humana. Su último aporte ya levantó cierta polémica: el cerebro de las personas homosexuales tiene algunas diferencias respecto al de los heterosexuales.
En concreto, la simetría de los hemisferios y ciertas conexiones nerviosas de los gays difieren de lo que cabría esperar atendiendo a su sexo biológico. Lo mismo ocurre con el cerebro de las lesbianas.
Después de comprobar cómo gays y lesbianas procesaban los olores de manera distinta a como lo hacen las personas atraídas por el sexo opuesto, Ivanka Savic y su colega Per Lindström, del departamento de Neurociencia del instituto, se propusieron explorar directamente el cerebro y algunas de sus conexiones en 90 sujetos de distinta orientación sexual.
Estudios previos sugerían que las mujeres y hombres homosexuales tenían una estructura cerebral atípica para su sexo durante la realización de ciertas pruebas. La actividad de los dos hemisferios no era la normal, cosa que podría explicarse por cambios en el volumen de los mismos.

Feminización y masculinización

En el cerebelo (una estructura situada en la parte posterior e inferior de la cabeza rodeando al tronco del encéfalo) no se detectaron diferencias llamativas.
Sin embargo, el cerebro de los homosexuales, en lugar de la disposición típica, muestra una similar a la del opuesto. El de los gays está feminizado y el de las lesbianas masculinizado.
En las mujeres hetero el hemisferio derecho suele ser más grande que el izquierdo. Esta característica se observa, paradójicamente, en los varones homosexuales: "Las lesbianas, por el contrario, tienen un cerebro más simétrico, más parecido al de los hombres heterosexuales. El hallazgo encaja bien con observaciones anteriores", revelaron los autores.
También detectaron, gracias al PET (tomografía por emisión de positrones), diferencias funcionales en una región llamada amígdala. Esta estructura, que es bilateral (hay una en cada lado del cerebro) forma parte del sistema límbico y está implicada en el almacenamiento de las emociones.
En el caso de los varones gays, las conexiones de este pequeño centro informativo mostraban un patrón marcadamente femenino. Por el contrario, la amígdala derecha de las lesbianas era, al igual que en los hombres heterosexuales, la más dominante.
Para Francisco Mora, profesor de fisiología de la Universidad Complutense de Madrid, estas diferencias pueden explicarse a través de influencias sociales, psicológicas y culturales.
Desde este punto de vista, "los patrones culturales son capaces de modificar física y químicamente el cerebro" de forma que las observaciones de Savic y Lindström pueden explicarse a partir del ambiente y no serían innatas sino adquiridas.
Si el homosexual nace o se hace es una vieja pregunta; y su respuesta, temida por muchos. La posibilidad de que la orientación sexual sea algo innato, es decir, que tenga un sustrato biológico, podría abrir de nuevo la puerta a la búsqueda.
Los investigadores suecos parecen inclinados hacia la teoría multifactorial. En la cuestión del dimorfismo sexual del cerebro, "hay que tener tres factores en cuenta: el entorno, la genética y las hormonas".