02 mayo 2007

SALUD

Resultados de un estudio comparativo realizado en Estados Unidos
Con menos sal se reduce un
25% el riesgo cardíaco

Los especialistas destacan que no es necesario evitar el sodio, sino reducir la cantidad utilizada en la preparación de las comidas y estar atento a la composición
de los alimentos. La posibilidad de gozar de una mejor salud cardiovascular redunda en beneficios a largo plazo.

El consumo de sal está en la mira de los cardiólogos hace años, debido al destacado papel que esta sustancia juega a la hora de medir el incremento en el nivel de presión arterial, uno de los principales factores de riesgo cardiovascular.
No obstante, los investigadores de la Escuela Médica de Harvard en Boston, Estados Unidos, fueron más allá al determinar que consumiendo menos sal no sólo es posible tener niveles más bajos de presión arterial, sino también disminuir el riesgo cardíaco un 25 por ciento.

Explicaciones

Para el estudio, que fue financiado por en Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI, por sus siglas en inglés), los profesionales analizaron los datos y antecedentes de más de tres mil personas involucradas, aleatoriamente, en tratamientos médicos basados en dietas de bajo contenido de sodio, así como también en regímenes en los cuales podían consumir la cantidad de sal deseada. A través de la comparación de los datos obtenidos, pudieron determinar el efecto de la disminución del consumo en la salud cardíaca.
“Hallamos que los participantes cuyo nivel de presión arterial se encontraba en el límite de lo recomendado, pero redujeron el consumo de alimentos con sal entre 25 y 35 por ciento, lograron disminuir el riesgo cardíaco en un 25 por ciento. Además, determinamos que el efecto de lograr una mejor salud cardiovascular es a largo plazo, dado que 10 y 15 años después continúan capitalizándose los beneficios”, expresó la doctora Nancy Cook, líder del estudio cuyas conclusiones forman parte de la reciente edición de la publicación especializada British Medical Journal (BMJ).

En America Latina
El doctor Julio Vallejos, cardiólogo, coordinador del Departamento de Prevención de Enfermedades Cardiovasculares del Instituto de Cardiología de Corrientes, Argentina, destacó la importancia de disminuir la cantidad de sal consumida, como medida preventiva: "Es absolutamente necesario que una persona cuyo nivel de presión arterial está 'en el límite', disminuya o evite el consumo de sodio. Esta es una de las primeras medidas que se implementan y forma parte del tratamiento higiénico-dietético que se realiza, al margen del farmacológico. Otras de las recomendaciones, además de normalizar la ingesta de sal, son: bajar de peso y realizar actividad física. Si bien estas herramientas forman parte de un contexto, el impacto que tienen sobre la salud cardiovascular es muy importante".
De acuerdo con el doctor Vallejos, quienes tienen niveles de presión más allá de lo recomendado, "deben disminuir el consumo de sal para poder empezar a hablar de un tratamiento".

En las mujeres

Durante el embarazo es sumamente importante cuidar el consumo de sal pues la calcificación de los vasos sanguíneos del corazón, proceso asociado con la aterosclerosis, contribuye a la obstrucción de las arterias durante y después del embarazo.
"Aunque la hipertensión del embarazo suele ser transitoria y revertirse una vez que se produce el parto, hay algunos casos en los cuales este proceso no se cumple del todo. Cuando eso sucede, evidentemente estamos frente a un cuadro que ya existía pero fue descubierto durante la gestación como consecuencia, generalmente, de la gran cantidad de controles a los que las mujeres se someten durante ese período. Cuando la situación no se normaliza después del alumbramiento, el riesgo de sufrir problemas a futuro, se incrementa", explicó a la agencia Pro-Salud News el doctor Leonardo Mezzabotta, médico de planta del Hospital Cosme Argerich de Buenos Aires.


Para mayor información:
- British Medical Journal (BMJ): http://www.bmj.com
- Nacional Heart, Lung and Blood Institute: http://www.nhlbi.nih.gov