14 mayo 2008

ODONTOLOGÍA

Caries y embarazo: la importancia
del control y la prevención

Durante la gestación se producen grandes cambios en la mujer a todos los niveles: en el aspecto físico, en el químico y en el psicológico. Esto hace que la cavidad bucal de la embarazada sea más susceptible a padecer gingivitis y caries.

Las caries son la enfermedad que afecta con más frecuencia a la cavidad bucal, por lo que constituye uno de los problemas más estudiados por los especialistas en Odontología. Sin embargo, durante el embarazo son una dolencia común.
Su incidencia causa desde incomodidad en los estadios iniciales, hasta mutilaciones con serias consecuencias psicológicas y estéticas, en función de las pérdidas dentales, en los casos más avanzados. ¿Qué hacer ante esta situación? La prevención todavía es la palabra clave.
Una vez instalada la caries, el recurso es tratarla. Entonces, resulta fundamental hallar un buen dentista, quien establecerá una recuperación del diente afectado, además de proveer las orientaciones necesarias sobre otro problema que puede ocurrir durante el embarazo, que es el sangrado gingival.
Hasta hace poco tiempo, el cirujano dentista limitaba su acción a la restauración de los dientes dañados; sin embargo, se ha comprobado que esto no es suficiente.
Las mujeres que tenían sonrisas saludables antes pueden notar que se le hinchan las encías o se inflaman o sangran durante el embarazo. Esta condición, llamada en ocasiones “gingivitis del embarazo”, es resultado del cambio de los niveles de las hormonas.

El escenario

Varios estudios revelan que las madres son fuentes de bacterias cariogénicas para los niños, pudiendo ser consideradas responsables por la contaminación e infección de los hijos. Todo eso sumado a hábitos perjudiciales, a un medio bucal favorable a las lesiones, se puede convertir en una “ventana” a las infecciones. Por lo tanto, prevención siempre será a palabra clave para las caries, al igual que para la salud de un modo general. “Es necesario evitar siempre la ventana de infección pues así se interrumpe un ciclo, lo que favorece a los niños y promueve la salud bucal de las madres”, advierten los especialistas
Para evitar las caries, el odontólogo provee algunas directivas básicas pero primordiales, incluso para cualquier persona, referidas al refuerzo de la higiene bucal y la dieta alimenticia, al igual que respecto a los cuidados necesarios para que las embarazadas no sean un elemento de transmisión de caries a su hijo. Esto porque la caries, antes que nada, es una enfermedad infectocontagiosa.
Es importante un aporte adecuado de vitaminas como la vitamina A y la vitamina D y minerales como calcio y fósforo cuyo aporte esencial para la formación de los huesos y los dientes del futuro bebé.

Control


Los profesionales sostienen la importancia del control individual y clínico en la lucha contra las caries. Explican que para evitar ese problema se debe hacer un control individual. O sea, la higienización, que tiene como objetivo el control de la placa, que puede ser eliminada mediante un cepillado correcto y el uso de hilo dental, pudiendo también asociar buches con los productos disponibles en el mercado. Por otro lado, insisten en la disminución de la frecuencia del uso de azúcar.
En relación con el control clínico, una odontóloga informó que, normalmente, el profesional usa los recursos de profilaxis con la adopción de flúor, el refuerzo de un programa de prevención y seguimiento constante, por si llega a presentarse algún problema.
En otro plano, cabe destacar que la lactancia no aumenta el riesgo de caries de los niños que están aprendiendo a caminar, según asegura una investigación reciente.

Cuidados del futuro bebé


Durante mucho tiempo, la atención y la asistencia odontológica y preventiva para niños, se iniciaba a los 3 años de edad. Según estudios más recientes, la primera visita al dentista debería ocurrir alrededor de los 12 meses de edad.
Varias investigaciones realizadas demostraron que ya durante el primer año de vida del bebé, existe la presencia de hábitos inadecuados como, por ejemplo, la ausencia de procedimientos de higiene bucal (68,66 por ciento) y el amamantamiento nocturno en el pecho y/o biberón (86,57 por ciento).
Varios estudios comprobaron que casi el 6 por ciento de los bebés poseían una alta frecuencia en el consumo de azúcar; 33 por ciento fueron contaminados por las madres a través de la saliva y cerca del 13 por ciento presentaron caries durante el primer año de vida. Esto refuerza aún más la importancia de la prevención de la salud bucal.
La prevención de la enfermedad caries en bebés se inicia con la educación de los padres. Muchos de ellos -generalmente- no tienen acceso a las informaciones para orientarlos con relación a la salud bucal de sus hijos, excepto a través de las conversaciones con dentistas.
Otros, sin embargo, no son concientes de la necesidad del cuidado temprano de los dientes, pues se ha observado que la mayoría de los niños ni siquiera han sido examinados por un dentista antes de alcanzar la edad escolar, cuando el examen dental es realizado.
La visita temprana, además de establecer una relación amigable con la introducción de los cuidados de la salud bucal de niños y padres, establece decisiones críticas y fundamentales respecto de los patrones alimenticios, complementación de flúor y programa de higiene bucal.

Sin caries

Lo ideal es comenzar el embarazo con una boca sana, sin caries ni otros problemas como gingivitis, sarro, flemones, etc. ya que estas patologías no sólo afectan a la salud de la madre, sino también a la del hijo.
Es aconsejable realizar visitas periódicas al dentista, que podrá efectuar los tratamientos oportunos y detectar y prevenir cualquier alteración para que la salud bucal sea la óptima. Si no se ha acudido antes, las revisiones dentales pueden hacerse sin problema durante el embarazo. Pueden realizarse algunas intervenciones odontológicas ya que existen ciertos fármacos y anestésicos que pueden usarse durante el embarazo.
El trabajo de un equipo multidisciplinario es fundamental para la prevención: el obstetra y el pediatra deberían proveer la información básica con relación a los hábitos de higiene bucal, dieta, succión y la época en que debe ser llevado al dentista, pues raramente el niño visita al odontólogo durante el primer año de vida, a no ser por traumatismo y enfermedades de la boca.
El embarazo es una fase ideal para el establecimiento de buenos hábitos, pues la embarazada se muestra psicológicamente receptiva para adquirir nuevos conocimientos y cambiar conductas que probablemente tendrán influencia en el desarrollo de la salud del bebé.
Además, la participación de los docentes es muy importante, pues la frecuencia de niños en tierna edad, en las escuelas, se ha transformado en un hecho común.
De esta manera, ellos actuarían como importantes auxiliares en los métodos de prevención y, después de recibir la orientación adecuada, promoverían la educación de los padres para la salud bucal de sus hijos.
La prevención de la manifestación de la enfermedad caries debe hacerse lo más tempranamente posible, comenzando por el período de gestación, a través del uso de métodos educativos y preventivos.